Vietnam – Hanoi
Localidad, pueblo
Hanoi
La experiencia en el proyecto
En total, durante el día trabajábamos unas 5- 6 horas, dado que durante algunas horas del día era imposible trabajar por el calor y en las otras era ya demasiado tarde (en Vietnam se cena muy temprano). Así pues, el día empezaba sobre las 7 o 7:30 de la mañana, cuando nos levantábamos, para empezar a trabajar a las 8. Aunque pueda parecer temprano, para Vietnam este horario es más bien tarde, dado que acostumbra a haber movimiento desde que sale el sol y a menudo a las 6 de la mañana ya hay gente trabajando. La mañana la dedicábamos a los trabajos de renovación de la escuela y del orfanato, las tareas más físicas. Generalmente acabábamos sobre las 11:30 del mediodía, hora en la que ya hacía un calor insoportable y que, además, ya era la hora de comer.
Por la tarde nos poníamos de nuevo a las 3, ya que desde la hora que acabábamos de comer hasta las 3 se consideraban horas calurosas y los mismos vietnamitas las dedican a hacer la siesta. El trabajo de la tarde consistía en jugar con los niños del orfanato hasta, aproximadamente, las 5 de la tarde, cuando volvíamos al local donde nos alojábamos para cenar. Los trabajos de la casa los realizábamos por grupos: grupo de cocina, grupo de limpieza y grupo de lavar platos. Los grupos eran de voluntarios internacionales y voluntarios vietnamitas.
Bien es verdad que después de cenar (se cenaba a las 6 como muy tarde!) teníamos tiempo libre. Pocas veces se organizaban actividades, cosa que yo eché de menos. Alguno de los días nos hicieron charlas sobre la guerra, juegos tradicionales vietnamitas, día internacional donde los voluntarios cocinábamos algo típico de nuestro país y algún debate. Hay que decir, pero, que eran pocos los días que montaban cosas, por lo que a veces la tarde se hacía larga. De hecho, algún día fuimos los mismos voluntarios los que decidimos organizar cosas, como ir a ver un partido de fútbol de las semifinales de la Asian Cup.
El fin de semana que pasamos juntos se organizó una salida por la ciudad. En principio los organizadores del campo solo habían pensado en una excursión de domingo pero los voluntarios nos organizamos para ir ya el sábado y así aprovechar mejor el fin de semana.
El grupo de gente era muy guapo. De hecho, en la misma casa coincidíamos dos campos de trabajo, cosa que hacía que nos hubiéramos agrupado una buena pandilla, unos 30 voluntarios entre internacionales y del país. El ambiente creado fue bonito y era interesante compartir experiencias con gente proveniente de países tan diversos.
Los monitores, desde mi punto de vista, eran demasiado jovencitos. La mayoría tenían menos años que los propios voluntarios, por el que a veces parecía que no tuvieran carácter y no se atrevieran a decir las cosas o les costara tener iniciativa. Además, nuestro camp leader, por ejemplo, hablaba bastante mal el inglés, por lo que había que tener paciencia con él y complicaba la creación de complicidad. Aun así, hay que decir que eran todos muy amables y el trato con ellos ha estado muy agradable.
Introducción a la cultura y la sociedad
En realidad Vietnam está ya acostumbrado a recibir turistas occidentales, por lo que nuestras costumbres y tradiciones se las conocen bastante bien y parece que el choque entre culturas sea inferior.
No hay muchos aspectos o particularidades a destacar del carácter vietnamita. Al menos no de manera negativa. Mayoritariamente son abiertos y amables y los estudiantes universitarios tienen tantas ganas de contactar con extranjeros que a veces te paran por la calle solo para practicar su inglés. Eso sí, todo el mundo tiene muy claro que allí el turista es rico así que tienen la mala costumbre de hinchar los precios de todo aquello que te intentan vender. Dado que su cultura incluye la tradición del regateo, no es de mala educación jugar a rebajar los precios, al contrario lo esperan. A menudo puedes llevarte el objeto deseado por menos de la mitad del que te pedían inicialmente.
Lo que sí que me gustaría destacar es que en Vietnam se tiene que ir con una buena dosis de paciencia. Su ritmo de vida es diferente y no entienden el estrés de los occidentales por querer hacer mil cosas a la vez o verlo todo en un mismo día. Así pues mejor ser paciente, dado que los viajes cortos acostumbran a hacerse eternos y muchas veces da la sensación que pierdes el tiempo cuando, en realidad, para ellos así es la vida y estarse sentado en la calle contemplando como la gente pasea es parte de su natura plácida.
Ah! Y preparaos para vivir largas jornadas. El día empieza con la salida del sol y los vietnamitas a las 6 de la mañana ya andan por la calle y trabajan. Aunque duermas hasta más tarde, el rumor de las voces y la luz del día hacen que muchas veces a las 7 ya estés vestido y almorzado. Sobre las once y media acostumbran a comer y a las séis de la tarde cenan, aunque se pueden encontrar restaurantes a cualquier hora del día. Ellos parece que vayan a dormir más temprano, aunque puede haber movimiento hasta las diez de la noche, con locales nocturnos que abren hasta media noche o la una pasadas. Así, acabas yendo a dormir en horario catalán, pero habiéndote levantado en horario vietnamita. Entre esto y el sol que cae durante las horas centrales del día, la jornada puede hacerse bastante larga y pesada.
Cómo moverse
En Vietnam el transporte más utilizado es la moto, seguido por la bicicleta. Se tiene que tener en cuenta que en Hanoi hay 5 millones de habitantes y 3 millones de motos, así que el tráfico en la ciudad es básicamente sobre motocicletas. También se pueden encontrar taxis y siempre se puede negociar la tarifa con el conductor. De todos modos, la forma más barata para moverse en distancias cortas es el moto-tase, o sea hombres vietnamitas que se dedican a llevar los turistas de un lado a otro sobre su moto. Es todavía más fácil negociar los precios con ellos aunque inicialmente te piden más del doble de lo que cuesta la ruta de interés.
Para llegar desde el aeropuerto de Hanoi al centro ciudad hay tres posibilidades: taxi (10 euros, 35 minutos), mini-bus que la compañía Vietnam Airlines pone a disposición de todos los turistas (1,5 euros, 45 minutos) o el bus de línea urbano número 7, que cuesta solo 15 céntimos de euro, pero tarda más de una hora en llegar al centro.
Para moverse por el país lo mejor es alquilar una moto o un coche, dado que te da la ventaja de poder llegar en todas partes (cosa que el tren no hace porque solo hay dos líneas principales) y montar los horarios que te parezcan más adecuados. Para hacer excursiones de un día también se puede alquilar moto con conductor, pero es más caro. El tren es lento (600 km los hice en 16 horas) y los viajes largos se tienen que reservar con una semana de antelación, sobre todo si se quiere tener una litera, cosa recomendable en trayectos nocturnos. Las agencias de viaje de las ciudades acostumbran a ser un poco mafiosas y compran todos los billetes de tren anticipadamente, así que no te queda más remedio que comprarlo a través de una de las agencias (que te cobrará trámites de gestión) dado que en la estación de tren estarán agotados. También existen una especie de autobuses para turistas en los cuales han instalado literas y que cubren las mismas rutas nocturnas que los trenes.
Las agencias de viajes también acostumbran a organizar tours de uno o varios días de duración, con los cuales ya te incluyen el transporte y el alojamiento. En algunos casos es casi imposible poder hacer la visita al lugar deseado sin estar en ningún tour organizado. Así pues, aunque no se quiera, se acaba cayendo en las ofertas de las agencias. Se nota sobre todo en el viaje a la bahía de Halong, que se complica mucho si se quiere hacer por un mismo, puesto que es la única manera de navegar por la bahía.
En cuanto a las excursiones, es xulo poder alquilar una moto o una moto con conductor que te lleve a ver zonas menos turísticas o fuera de los recorridos típicos, puesto que así se vive más la esencia del país. Los campos de minas que yo vi os puedo asegurar que no los marcaba ningún Lonely Planet y con esto no quiero decir que sea una atracción turística sino que me refiero a qué es una buena manera de darse cuenta de la realidad del país.
Cómo comunicarse
En Vietnam es fácil hacerse entender, porque la gente es muy amable. Generalmente los jóvenes tienen nociones de inglés y podríamos decir que los que tienen la suerte de ir a la universidad se saben defender muy bien. Entre el inglés y el lenguaje corporal es fácil comunicarte, tienen ganas de entenderte, así que se esfuerzan. Alguna gente mayor habla también francés, dado que fueron colonia francesa durante muchos años, pero ciertamente pocos jóvenes lo hablan.
Dinero
La moneda de Vietnam es el dong (VSD). Un euro equivale aproximadamente a 21.000 dongs y un dólar americano a 16.000 dongs.
Se pueden cambiar euros en la mayoría de bancos de las ciudades, en el aeropuerto y en alguna oficina de turismo de Hanoi, pero no es tan fácil en lugares más remotos. Es cómodo tener dólares a mano, dado que esta moneda la aceptan directamente en algunos hoteles y comercios, así que te puede salvar el pelo en alguna ocasión. Además, los vietnamitas acostumbran a indicar los precios en dongs y en dólares, nunca en euros, dado que parece ser que el cambio con el dólar es fijo mientras que el cambio con el euro es variable cada día. Así pues, es aconsejable llevar dólares americanos.
En cuanto al coste de vida, podríamos asegurar que Vietnam es un país barato. Los billetes de bus urbano cuestan 15 céntimos de euro y comer o cenar en paraditas de la calle sale muy bien de precio (puedes comer por menos de un euro). Cuando te entablas en los restaurantes o sigues los aconsejados por las guías los precios suben más, pero igualmente puedes cenar por precios ridículos (2, 3, 4, 5 euros). Los restaurantes occidentales tienen precios también más occidentalizados, a pesar de que tampoco son exagerados, te los puedes permitir perfectamente.
Los hoteles también son baratos. Las habitaciones dobles salen por unos 10 – 20 dólares aproximadamente. Las individuales son generalmente más caras en proporción, pero el rango es de entre 8 y 12 dólares, que pasado a euros no es nada! Bueno, en muchos casos no incluye el almuerzo, pero vistos los precios de las comidas, tampoco hay que lamentarse ni tirarse de los pelos. La mayoría de hoteles tienen habitaciones con aire acondicionado y habitaciones sin, que son más baratas, pero vale la pena pagar 1 o 2 dólares más para tener AC, en verano hace un calor terrible!
Alimentación
La alimentación básica de Vietnam, como os podéis imaginar, es el arroz. Aun así, bien es verdad que hay una gran variedad de platos: noodles de huevo y noodles de arroz, todos tipo de carne, desde becerra a cerdo pasando por el pato y el perro! Y sí, también se come mucho pez. Ah, las verduras son también muy típicas. Básicamente se puede decir que se come de todo y a menudo muy bien.
Cada región tiene sus platos típicos. Vietnam Central tiene la fama de ser la región con la comida más buena y ciertamente yo comí mucho y muy bien. El cao lao es una especie de sopa de fideos con carne de cerdo que está muy buena si se va al restaurante adecuado (las guías ya indican los nombres) y el pez cocido en una hoja de palmera de plátano es delicioso! En esta región son también típicos unos «rollitos» rellenos denominados white rose y los wan ton, parecidos a los de los restaurantes chinos de Cataluña pero a nivel gastronómico superior.
Y en Vietnam se puede encontrar fruta en todas partes. En los mercados venden y muchas mujeres te ofrecen por la calle. Obviamente tienen frutas que nosotros catalogaríamos de exóticas, donde la reina es el mango, pero también se pueden encontrar plátanos (que hay muchos), melón, sandía y manzanas (aunque más caras que otras piezas ya que ellos las importan).
Siempre es un buen consejo decir que deberías pelar la fruta antes de comerla y evitar lavarla con agua del grifo, pero también hay que decir que en Vietnam no tuve muchos problemas con el estómago, supongo que tanto arroz ayuda. Eso sí, aunque no se tengan problemas de diarreas, más vale no tentar la suerte y beber siempre agua embotellada.
Y sino, siempre se puede beber cerveza, bebida muy típica en Vietnam. Hay de muchos tipos dependiendo de la zona en la cual te encuentres, aunque la Bia Hoi acostumbra a estar en todas partes y es la cerveza de barril más característica y barata del país. Una jarra bien fresquita puede costarte solo 10 o 20 céntimos de euro! Las cervezas embotelladas, también muy buenas, son más caras, pero igualmente son más asequibles que las de aquí.
Para los restaurantes, hacer caso a las guías no va mal pero tampoco hay que tomárselo como la biblia. A menudo los lugares que recomiendan están efectivamente la mar de bien, pero también es interesante dejarse llevar y arriesgarse a comer en restaurantes “callejeros”, sobre todo si ves que están llenos de vietnamitas. Les encanta comer bien así que si están ellos el lugar merecerá la pena.
Viajar antes o después del campo
Personalmente el viaje por el país lo realicé después del campo. Creo que esto me facilitó las cosas ya que el hecho de haber convivido 15 días con voluntarios vietnamitas y habiendo trabajado en el orfanato me ayudó mucho para moverme por el país con más “soltura”. Es bueno conocer su manera de hacer las cosas antes de embarcarte en un viaje en un país nuevo así que pienso que vale la pena hacerlo después. Evidentemente, esto va al gusto de cada cual y depende también de la disponibilidad de vacaciones.
Y viajar solo no supone ningún problema para nadie. Los precios de las habitaciones individuales no son abusivos y siempre te vas encontrando gente con quién compartir el día. Ser mujer y viajar sola tampoco es un inconveniente, aunque en algunos casos las chicas vietnamitas se extrañan de esta situación y te comentan que esto tiene que ser muy triste. Para ellas sería impensable hacerlo pero esto no quiere decir que pongan problemas! Por el sudeste asiático hay mucha gente viajando sola, así que ya están acostumbrados a la situación.
Otros consejos
Vietnam es un país seguro en el cual moverse. No tuve nunca la sensación de peligro aunque presencié el robo de dos cámaras fotográficas de las mochilas de dos turistas japonesas. Yo recomendaría tener precaución y no llevar las cosas de valor demasiado a la vista, consejo que sirve para cualquier país, pero ciertamente en Vietnam no hay que volverse paranoico por estas cosas puesto que no he oido (ni he vivido) muchas noticias sobre robos. De todos modos, es siempre interesante dividir el dinero en más de un monedero, por si acaso te robaran uno o lo perdieras.